Los votos
secretos
1. El que castiga el cuerpo está loco, pues ahí es donde ve la
diminuta brecha, que, sin embargo, no está ahí. El cuerpo no se ha juzgado a sí
mismo ni se ha convertido en lo que no es. No procura hacer del dolor un gozo
ni espera encontrar placer duradero en lo que no es más que polvo. No te dice
cuál es su propósito ni tampoco puede él mismo entender para qué es. No hace de
nadie una víctima porque no tiene una voluntad propia ni tampoco tiene
preferencias o dudas. No se pregunta qué es. Por lo tanto, no tiene necesidad
de competir. Se puede hacer de él una víctima, pero él no puede considerarse a
sí mismo como tal. No acepta ningún papel, sino que hace lo que se le dice sin
atacar.
2. Atribuir la responsabilidad de lo que ves a aquello que no puede
ver y culparlo por los sonidos que te disgustan cuando no puede oír, es ciertamente
una perspectiva absurda. El cuerpo no sufre el castigo que le impones, pues no
tiene sensaciones. Se comporta tal como tú deseas que lo haga, y nunca toma
decisiones. No nace ni muere. Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por
el camino que se le haya indicado. Y si cambias de rumbo, camina con igual facilidad
por esa otra dirección. No se pone de parte de nada ni juzga el camino que
recorre. No percibe brecha alguna porque no odia. Puede ponerse al servicio del
odio, pero no puede por ello convertirse en algo odioso.
3. Lo que odias y temes, deseas y detestas el cuerpo no lo conoce. Lo
envías a buscar separación y a que sea algo separado. Luego lo odias, no por lo
que es, sino por el uso que has hecho de él. Te desvinculas de lo que ve y oye,
y odias su debilidad y pequeñez. Detestas sus actos, pero no los tuyos. Mas el
cuerpo ve y actúa por ti. 7 Oye tu voz. Y es frágil e insignificante porque ése
es tu deseo. Parece castigarte, y así, merece que lo odies por las limitaciones
que te impone. No obstante, eres tú quien lo ha convertido en el símbolo de las
limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve.
4. El cuerpo representa la brecha que se percibe entre la pequeña
porción de mente que consideras tu mente y el resto de lo que realmente es
tuyo. Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderías sin él. Éste
es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y
separado. Éste es el juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que
has sido atacado. Nadie puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado
y que ha perdido como resultado de ello. El compromiso a estar enfermo se
encuentra en tu conciencia, aunque sin expresarse ni oírse. Sin embargo, es una
promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que en respuesta, tú lo
atacarás.
5. La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el
cuerpo para que sufra. Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto,
en conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como
el tuyo es estar separado de él. A menos que ambos estén de acuerdo en que ése
es su deseo, éste no podría tener efectos. Todo aquel que dice: “Entre tu mente
y la mía no hay separación” es fiel a la promesa que le hizo a Dios y no al
miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. Y al él sanar, su hermano
sana también.
6. Que éste sea el acuerdo que tengas con cada uno de tus hermanos:
que estarás unido a él y no separado. Y serás fiel a la promesa que le hagas
porque es la misma que él le hizo a Dios y que Dios le hizo a él. Dios cumple
Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas. Esto fue lo que su Padre le dijo al
crearlo: “Te amaré eternamente, como tú a Mí. Sé tan perfecto como Yo, pues
nunca podrás estar separado de Mí”. Su Hijo no recuerda que Le contestó: “Sí,
Padre”, si bien nació como resultado de esa promesa. Con todo, Dios se la
recuerda cada vez que se niega a mantener la promesa de estar enfermo y
permite, en cambio, que su mente sea sanada y unificada. Sus votos secretos son impotentes ante la
Voluntad de Dios, Cuyas promesas él comparte. Y lo que ha usado como substituto
de éstas no es su voluntad, pues él se consagró a sí mismo a Dios.
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