El arca de
seguridad
1. Dios no pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no necesita pedir
nada, pues no le falta nada. Un espacio vacío o una diminuta brecha, supondría
una insuficiencia. Y solo en esa condición podría él querer tener algo que no
tiene. Un espacio donde Dios no se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no
es la Voluntad de ninguno de Ellos, que prometieron ser Uno. La promesa de Dios
es una promesa que Él se hizo a Sí Mismo, y no hay nadie que pueda ser desleal
a lo que Su Voluntad dispone como parte de lo que Él es. La promesa de que no
puede haber brecha alguna entre Él y lo que Él es no puede ser falsa. ¿Qué otra
voluntad podría interponerse entre lo que no puede sino ser Uno y en Cuya
Plenitud no puede haber brecha alguna?
2. La hermosa relación que tienes con todos tus hermanos es parte de
ti porque es parte de Dios Mismo. ¿Cómo no ibas a enfermar si te niegas a ti
mismo tu plenitud, tu salud, tu Fuente de ayuda, la Llamada a la curación y la
Llamada a curar? Tu salvador espera la curación y el mundo espera con él. Y tú
no estás excluido, pues la curación o bien será una o bien no tendrá lugar en
absoluto, ya que en el hecho de que es una radica la curación. ¿Qué podría
corregir la separación sino su opuesto? No hay términos medios en ningún
aspecto de la salvación. O bien la aceptas completamente o bien no la aceptas
en absoluto. Lo que no está separado tiene que estar unido. Y lo que está unido
no puede estar separado.
3. O bien hay una brecha entre tu hermano y tú o bien son uno y lo
mismo. No hay nada entremedias: ninguna otra opción ni ninguna lealtad que se
pueda dividir entre esas dos posibilidades. Una lealtad dividida significa que
le eres infiel a ambas, lo cual no hace sino ponerte a dar tumbos, sin que te
quede otro remedio que agarrarte a cualquier brizna de paja que parezca
ofrecerte apoyo. Mas ¿quién puede edificar su hogar sobre pajas y esperar que
lo proteja del viento? Ése es el tipo de hogar que se puede hacer del cuerpo
porque no está cimentado en la Verdad. Sin embargo, por esa misma razón puede
verse que no es tu hogar, sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al
hogar donde mora Dios.
4. Cuando ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se cura, pues no se
utiliza para dar testimonio del sueño de separación y enfermedad. Tampoco se le
culpa fútilmente por lo que no hizo. Su propósito es ayudar a que el Hijo de
Dios sane, y dado este propósito, no puede estar enfermo. No se une a ningún
propósito que tú no hayas aceptado, y tú has decidido que no esté enfermo. Todos
los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el mismo instante
en que la tomas. Ninguna forma de enfermedad está excluida de dicha decisión
porque la decisión no puede tomarse en función de la forma. La decisión de
estar enfermo parece ser una decisión entre diferentes formas de enfermedad. Sin
embargo, la enfermedad es una, al igual que su opuesto. Por consiguiente, o
estás enfermo o estás sano.
5. Pero nunca tú solo. Este mundo no es más que el sueño de que puedes
estar solo y de que puedes pensar sin que ello afecte a los que están separados
de ti. Estar solo significa que estás separado, y si lo estás, no puedes por
menos que estar enfermo. Esto parece probar que definitivamente estás separado.
No obstante, lo único que significa es que has tratado de mantener la promesa
de serle fiel a la infidelidad. Mas la infidelidad significa enfermedad. Es
como la casa edificada sobre pajas. De por sí parece ser muy sólida y real. Su
estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar en consideración sus
cimientos. Si descansa sobre pajas, de nada sirve atrancar las puertas, cerrar
las ventanas o correr los cerrojos. El viento la derrumbará, y las lluvias la
azotarán y la arrastrarán al olvido.
6. ¿Qué sentido tiene buscar refugio en lo que se construyó
precisamente para fomentar el peligro y el miedo? ¿Por qué recargarlo con más
cerraduras, cadenas o pesadas anclas cuando su debilidad no reside en sí mismo
sino en la fragilidad de la brecha insubstancial sobre la que se erige? ¿Qué
seguridad te puede ofrecer algo que descansa sobre una sombra? ¿Edificarías tu
casa sobre algo que pudiera derrumbarse con el peso de una pluma?
7. Tu hogar está edificado
sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e impecabilidad, así como
sobre todo lo que su Padre le prometió. Ningún pacto secreto que hayas hecho en
lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. El
viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia
alguna. El mundo será arrastrado, pero este hogar permanecerá en pie para
siempre, pues su fuerza no reside solo en él. Es un arca de seguridad, que
descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que él siempre moraría
a salvo en Él. ¿Qué brecha podría interponerse entre la seguridad de este
refugio y su Fuente? Desde aquí se puede ver al cuerpo como lo que es, sin
atribuirle más o menos valor del que tiene como medio para liberar al Hijo de
Dios a fin de que pueda regresar a su hogar. Y con este santo propósito se
convierte por un tiempo en un hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de
tu Padre contigo.
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