La alternativa a
los sueños de miedo
1. ¿Qué puede ser la sensación de estar enfermo, sino la sensación de
estar limitado o de estar desunido de algo y separado de ello? ¿O de una brecha
que percibes entre tu hermano y tú y lo que ahora consideras la salud? De este
modo, lo bueno se ve como si estuviera fuera y lo malo, dentro. Y así, la enfermedad
aparta al ser de lo bueno y conserva dentro lo malo. Dios es la Alternativa a
los sueños de miedo. El que es partícipe de sueños de miedo, no puede ser
partícipe de Él. Pero el que se niega a ser partícipe de ellos, participa de
Él. No hay ninguna otra alternativa. Nada puede existir a menos que tú
compartas su existencia. Y tú existes porque Dios compartió Su Voluntad contigo
para que Su Creación pudiese crear.
2. Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio,
maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de
compartirlos. Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. Pues al no
prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. Y el amor no puede sino
llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas
alternativas que existen. Donde uno aparece, el otro desaparece. Y el que
compartas, será el único que tendrás. Y tendrás el que aceptes, pues es el
único que deseas tener.
3. Si perdonas al soñador y percibes que él no es el sueño que él
mismo tejió, no estás compartiendo con él su nefasto sueño. Por lo tanto, él no
puede ser parte del tuyo, del cual ambos os liberáis. El perdón separa al
soñador del sueño nefasto y, así, lo libera. Recuerda que si compartes un sueño
de maldad, creerás ser ese sueño que compartes. Y al tener miedo de él, no
desearás conocer tu verdadera identidad porque pensarás que es temible. Y
negarás tu Ser y caminarás por tierras extrañas que tu Creador no creó, donde parecerás
ser algo que no eres. Lucharás contra tu propio Ser, el cual parecerá ser tu
enemigo, y atacarás a tu hermano como parte de lo que odias. 8 En esto no hay
términos medios. O bien eres tu Ser o bien eres una ilusión. ¿Qué puede haber
entre la ilusión y la verdad? Creer que hay un lugar intermedio donde puedes
ser algo que no eres, no puede ser verdad, sino un sueño.
4. Has concebido una diminuta brecha entre las ilusiones y la verdad
para que sea el lugar donde reside tu seguridad y donde lo que has hecho
mantiene celosamente oculto a tu Ser. Ahí es donde se ha establecido un mundo
enfermizo, que es el que los ojos del cuerpo perciben. Ahí están los sonidos
que oye, las voces para las que sus oídos fueron concebidos. Sin embargo, los
panoramas y los sonidos que el cuerpo percibe y oye no significan nada. El
cuerpo no puede ver ni oír. No sabe lo que es ver ni para qué sirve escuchar. Es
tan incapaz de percibir como de juzgar; de entender como de saber. Sus ojos son
ciegos; sus oídos, sordos. No puede pensar, por lo tanto, no puede tener
efectos.
5. ¿Podría haber creado Dios algo para que enfermara? ¿Y cómo podría
existir algo que Él no haya creado? No permitas que tus ojos se posen en un
sueño ni que tus oídos den testimonio de una ilusión. Pues los ojos fueron
concebidos para que vieran un mundo que no existe, y los oídos, para que oyesen
voces insonoras. Mas hay otros panoramas
y sonidos que sí se pueden ver, oír y comprender. Pues los ojos y los oídos son
sentidos sin sentido, y lo único que hacen es informar de lo que ven y de lo
que oyen. Mas no son ellos los que ven y oyen, sino tú, quien ensambló cada
pieza irregular, cada fragmento absurdo y la más mínima evidencia para que
diera testimonio del mundo que deseas. No permitas que los ojos y los oídos del
cuerpo perciban estos innumerables fragmentos dentro de la brecha que tú
inventaste ni permitas que persuadan a su hacedor de que sus fabricaciones son
reales.
6. La Creación es la prueba de la realidad porque comparte la función
que toda la Creación comparte. No se compone de trocitos de cristal ni de un
pedazo de madera o quizá de una hebra o dos, ensamblados para que den
testimonio de la verdad. La realidad no depende de eso. No hay brecha que
separe a la verdad de los sueños o de las ilusiones. La verdad no ha dejado
sitio para ellos en ningún lugar o tiempo, pues ocupa todo lugar y tiempo,
haciendo que sean absolutamente indivisibles.
7. Tú que crees que entre tu hermano y tú hay una diminuta brecha, no
te das cuenta de que es ahí donde os encontráis prisioneros en un mundo que se percibe
como que existe aquí. El mundo que ves no existe porque el lugar desde donde lo
percibes no es real. La brecha se halla celosamente oculta entre las tinieblas,
e imágenes nebulosas surgen para cubrirla con formas vagas e indefinidas y con
siluetas cambiantes, por siempre insubstanciales e inciertas. Sin embargo, en la
brecha no hay nada. No hay secretos impresionantes ni tumbas tenebrosas desde
las que el terror surge de los huesos de la muerte. Observa la diminuta brecha,
y contemplarás la inocencia y la ausencia de pecado que verás dentro de ti
cuando ya no tengas miedo de reconocer el amor.
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