El
mundo perdonado
1.
¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas perdonado!
En ninguna fantasía habrás visto nunca
nada tan bello. Nada de lo que ves aquí,
ya sea en sueños o despierto, puede compararse con semejante belleza. Y no habrá nada que valores tanto como esto ni
nada que tengas en tanta estima. Nada que recuerdes que en alguna ocasión
hiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de la
felicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver al
Hijo de Dios. Contemplarás la belleza
que el Espíritu Santo adora contemplar y por la que le da gracias al Padre. Fue creado para ver esto por ti hasta que tú aprendas
a verlo por ti mismo. Y todas Sus
enseñanzas te conducen a esa visión y a dar gracias con Él.
2.
Esta belleza no es una fantasía. Es el
mundo real, resplandeciente, puro y nuevo en el que todo refulge bajo la luz
del sol. No hay nada oculto aquí, pues
todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasías que oculten la verdad. El puente entre ese mundo y éste es tan corto
y tan fácil de cruzar, que nunca te hubieras podido imaginar que fuese el punto
de encuentro de mundos tan dispares. Mas
este corto puente es la cosa más poderosa conectada a este mundo. Este ínfimo
paso, tan pequeño que ni siquiera has reparado en él, es un salto que te lleva
a través del tiempo hasta la eternidad, y te conduce más allá de toda fealdad
hacia una belleza que te subyugará y que nunca cesará de maravillarte con su
perfección.
3.
Este paso, el más corto que se haya dado jamás, sigue siendo el mayor logro en
el plan de Dios para la Expiación. Todo lo demás se aprende, pero esto es algo
que se nos da, y que es completo en sí mismo y absolutamente perfecto. Nadie,
excepto Aquel que planeó la salvación, podría completarlo tan perfectamente. El
mundo real, en toda su belleza, es algo que se aprende a alcanzar. Todas las
fantasías se desvanecen y nada ni nadie continúa siendo prisionero de ellas; y
gracias a tu propio perdón ahora puedes ver. Lo que ves, sin embargo, es únicamente lo que
inventaste, excepto que ahora la bendición de tu perdón descansa sobre ello. Y
con esta última bendición que el Hijo de Dios se da a sí mismo, la percepción
real, nacida de la nueva perspectiva que ha aprendido, habrá cumplido su
propósito.
4. Las estrellas se desvanecerán en la luz, y
el sol que iluminó al mundo para que su belleza se pudiera apreciar
desaparecerá. La percepción no tendrá
razón de ser cuando haya sido perfeccionada, pues nada que haya sido utilizado
para el aprendizaje tendrá función alguna. Nada cambiará jamás; y las fluctuaciones y los
matices, así como las diferencias y contrastes que hacían que la percepción
fuese posible cesarán. La percepción del mundo real será tan fugaz que apenas
tendrás tiempo de dar gracias a Dios por él. Pues una vez que hayas alcanzado el mundo real
y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último paso.
5.
El mundo real se alcanza simplemente mediante el completo perdón del viejo
mundo, aquel que contemplas sin perdonar. El Gran Transformador de la percepción
emprenderá contigo un examen minucioso de la mente que dio lugar a ese mundo y
te revelará las aparentes razones por las que lo construiste. A la luz de la
auténtica razón que Le caracteriza te darás cuenta, a medida que Lo sigas, de
que ese mundo está totalmente desprovisto de razón. Cada punto que Su razón
toque florecerá con belleza, y lo que parecía feo en la obscuridad de tu falta
de razón, se verá transformado de repente en algo hermoso. Ni siquiera lo que el Hijo de Dios inventó en
su demencia podría no tener oculto dentro de sí una chispa de belleza que la
dulzura no pudiera liberar.
6.
Esta belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conforme contemples al
mundo con los ojos del perdón. Pues el
perdón transforma literalmente la visión, y te permite ver el mundo real
alzarse por encima del caos y envolverlo dulce y calladamente, eliminando todas
las ilusiones que habían tergiversado tu percepción y que la mantenían anclada
en el pasado. La hoja más insignificante
se convierte en algo maravilloso, y las briznas de hierba en símbolos de la
perfección de Dios.
7.
Desde el mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hasta su hogar. Y una vez en él sabrá que siempre había
descansado allí en paz. Incluso la salvación se convertirá en un sueño y
desaparecerá de su mente. Pues la
salvación es el final de los sueños, y dejará de tener sentido cuando el sueño
finalice. ¿Y quién, una vez despierto en el Cielo, podría soñar que pudiera
haber necesidad de salvación?
8.
¿Cuánto deseas la salvación? Pues te
dará el mundo real, el cual está esperando ansiosamente ese momento. Las ansias del Espíritu Santo por dártelo son
tan intensas que no quisiera esperar, si bien espera pacientemente. Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu
encuentro con Él no se demore más. Ve gustosamente a encontrarte con tu
Redentor, y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entra al mundo
real de belleza y perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario