Sombras del pasado
1. Perdonar no es otra cosa que recordar
únicamente los pensamientos amorosos que conferiste en el pasado y aquellos que
se te confirieron a ti. Todo lo demás
debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en
tu propia selección. Pues las tenebrosas figuras que quieres hacer inmortales
son “enemigos” de la realidad. Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de
Dios por lo que él no hizo. Las tenebrosas figuras son los testigos que traes
contigo para probar que el Hijo de Dios hizo lo que no hizo. Puesto que las traes contigo, las oirás. Y tú que las conservas porque tú mismo así lo
elegiste, no puedes entender cómo llegaron hasta tu mente ni cuál es su
propósito. Representan el mal que crees que se te infligió. Las traes contigo solo para poder devolver mal
por mal, con la esperanza de que su testimonio te permita pensar que otro es
culpable sin que ello te haga daño a ti. Hablan tan decididamente a favor de la
separación que nadie que no estuviera obsesionado por perpetuar la separación
podría oírlas. Te ofrecen las “razones”
por las cuales deberías entablar alianzas no santas a fin de apoyar los
objetivos del ego y hacer de tus relaciones testimonios de su poder.
2.
Son estas tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tus ojos y
enseñarte que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidad amor. Estas tenebrosas figuras siempre hablan de
venganza, y todas las relaciones que entablan son absolutamente dementes. Tales
relaciones tienen, sin excepción, el propósito de excluir la verdad del otro,
así como la verdad acerca de ti. Por eso
es por lo que ves tanto en ti como en el otro lo que no está ahí, haciendo de
ambos los esclavos de la venganza. Y por
eso es por lo que cualquier cosa que te recuerde tus resentimientos pasados te
atrae y te parece que es amor, independientemente de cuán distorsionadas sean
las asociaciones que te llevan a hacer esa conexión. Y finalmente, ésa es la razón por la que todas
las relaciones de ese tipo se convierten en intentos de unión a través del
cuerpo, pues solo los cuerpos pueden considerarse medios de venganza. Es evidente que los cuerpos son el foco
central de todas las relaciones no santas. Has aprendido esto por experiencia
propia. Pero de lo que tal vez no te das
cuenta es de todas las razones que hacen que la relación no sea santa. Pues la falta de santidad procura reforzarse a
sí misma tal como la santidad lo hace, atrayendo hacia sí lo que percibe como
afín a ella.
3.
No es con el cuerpo del otro con el que se intenta la unión en la relación no
santa, sino con los cuerpos de los que no están ahí. Pues ni siquiera el cuerpo
del otro, que de por sí es una percepción de él seriamente limitada, es el foco
central tal como es, o al menos, no del todo. Lo que se puede emplear para
fantasías de venganza, y lo que más fácilmente puede asociarse con aquellos
contra quienes realmente se busca la venganza, es donde se centra la atención,
y son estas partes las que se seleccionan como las únicas que tienen
valor. Cada paso en el proceso de
entablar, mantener y romper una relación no santa es un avance progresivo hacia
una mayor fragmentación y una mayor irrealidad. Las tenebrosas figuras se vuelven cada vez más
imperantes, y la importancia de aquel en quien parecen manifestarse disminuye.
4. El tiempo es ciertamente severo con la
relación no santa. Pues el tiempo es cruel en manos del ego, de la misma manera
en que es benévolo cuando se usa en favor de la mansedumbre. La atracción de la
relación no santa empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. Una vez que se ha establecido la relación, la
duda surge inevitablemente, pues su propósito no se puede alcanzar. El “ideal”
de la relación no santa, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no
venga a “estropear” el sueño. Y cuanto menos aporte a la relación, “mejor” se
vuelve ésta. Y así, el intento de unión
se convierte en una forma de excluir incluso a aquel con quien se procuró la
unión. Pues la relación se estableció
precisamente para excluirle de ella y para que la “unión” fuese con fantasías
en las que se goza de una “dicha” ininterrumpida.
5.
¿Cómo puede el Espíritu Santo introducir Su interpretación de que el cuerpo es
un medio de comunicación en las relaciones cuyo único propósito es separarse de
la realidad? Lo que el perdón es, es lo
que Le capacita para hacerlo. Si se ha
olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. Y el pasado transformado se vuelve como el
presente. El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. Esta continuidad extiende el presente al
aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. En estos
pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la
que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar
vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y
belleza. Por eso es por lo que la
Expiación se centra en el pasado, que es la fuente de la separación y donde
ésta debe ser des-hecha. Pues la separación debe ser corregida allí donde fue
concebida.
6.
El ego trata de “resolver” sus problemas, no en su punto de origen, sino donde
no fueron concebidos. Y así es como trata de garantizar que no tengan solución.
Lo único que el Espíritu Santo desea es
resolver todo completa y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de
los problemas allí donde ésta se encuentra y allí mismo la des-hace. Y con cada paso del proceso de des-hacer que
Él lleva a cabo, la separación se va deshaciendo más y más y la unión se vuelve
cada vez más inminente. Ninguna “razón”
que hable en favor de la separación Le causa confusión alguna. Lo único que percibe en la separación es que
tiene que ser des-hecha. Permite que Él descubra la chispa de belleza que se
encuentra oculta en tus relaciones y te la revele. Su belleza te atraerá tanto, que no estarás
dispuesto a perderla de vista nuevamente. Y dejarás que esta chispa transforme
la relación de modo que la puedas ver más y más. Pues la desearás más y más, y estarás cada vez
menos dispuesto a que esté oculta de ti. Y aprenderás a buscar y a establecer
las condiciones en las que esta belleza se puede ver.
7. Harás todo esto gustosamente, solo con que
Le dejes mantener la chispa delante de ti para que alumbre tu camino y puedas
verlo con claridad. El Hijo de Dios es uno. A quienes Dios ha unido como uno,
el ego no los puede separar. Por muy oculta que se encuentre en toda relación,
la chispa de la santidad no puede sino estar a salvo. Pues el Creador de la
única relación que existe no se ha excluido a Sí Mismo de ninguno de sus
aspectos. Éste es el único aspecto de la relación que el Espíritu Santo ve
porque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. Tú has hecho que la relación
sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como no es y donde no está. Entrégale
el pasado a Aquel que puede hacer que cambies de parecer con respecto a él por
ti. Pero asegúrate, antes que nada, de que te das cuenta cabalmente de lo que
has hecho que el pasado represente para ti, y por qué.
8.
El pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y
profana con el ego contra el presente. Pues el presente es perdón. Por lo
tanto, las relaciones que la alianza no santa patrocina no se perciben ni se
experimentan como algo que está ocurriendo ahora. Mas el marco de referencia al
que se recurre para que le dé significado al presente es una ilusión del
pasado, en la que se conservan aquellos elementos que se ajustan al propósito
de la relación no santa y se abandonan todos los demás. Y lo que de esta manera se abandona, es toda
la verdad que el pasado le pudo ofrecer al presente para dar testimonio de su
realidad. Lo que se conserva no hace
sino dar testimonio de la realidad de los sueños.
9.
Sigue estando en tus manos elegir unirte a la verdad o a la ilusión. Pero recuerda que elegir una es abandonar la
otra. Dotarás de belleza y realidad a la que elijas porque tu elección depende
de cuál valoras más. La chispa de belleza o el velo de fealdad; el mundo real o
el de la culpabilidad y el miedo; la verdad o la ilusión, la libertad o la
esclavitud es todo lo mismo. Pues no
puedes elegir más que entre Dios o el ego. Todo sistema de pensamiento o bien es
verdadero o bien falso, y todos sus atributos se derivan naturalmente de lo que
es. Únicamente los Pensamientos de Dios
son verdaderos. Y todo lo que se deriva
de ellos procede de lo que son, y es tan verdadero como la santa Fuente de
donde procedieron.
10.
Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relaciones e interponerme
entre tus fantasías y tú. Permite que mi
relación contigo sea algo real para ti y déjame infundirle realidad a la
percepción que tienes de tus hermanos. No fueron creados para que pudieras hacerte
daño a través de ellos. Fueron creados para crear junto contigo. Ésta es la verdad que quiero interponer entre
tu objetivo de locura y tú. No te
separes de mí ni dejes que el santo propósito de la Expiación se pierda de
vista en sueños de venganza. Las
relaciones en las que tales sueños se valoran me excluyen a mí. En el Nombre de
Dios, déjame entrar a formar parte de ellas y brindarte paz para que tú puedas
ofrecerme paz a mí.
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