Plenitud y Espíritu
1. El milagro es en gran medida como el cuerpo, en el sentido de que
ambos son recursos de aprendizaje para facilitar un estado en el que finalmente
se hacen innecesarios. Cuando se alcanza el estado original de comunicación
directa con el Espíritu, ni el cuerpo ni el milagro tienen objeto alguno. Pero
mientras creas que estás en un cuerpo puedes elegir entre canales de expresión
sin amor o canales de expresión milagrosos. Puedes fabricar un armazón vacío,
pero es imposible que no puedas expresar nada en absoluto. Puedes esperar,
demorarte, paralizarte o reducir tu creatividad a casi nada, pero no puedes
abolirla. Puedes destruir tu medio de comunicación, pero no tu potencial. Tú no
te creaste a ti mismo.
2. La decisión básica del que se ha decidido por el camino de los
milagros es no esperar en el tiempo más de lo necesario. El tiempo puede causar
deterioro y también puede desperdiciarse. El que obra milagros, por lo tanto,
acepta gustosamente el factor de control del tiempo. Reconoce que cada colapso
de tiempo nos acerca más a todos al punto en el que finalmente nos podemos
liberar de él y en el que el Hijo y el Padre son Uno. lgualdad no quiere decir
igualdad ahora. Cuando cada cual reconozca que lo tiene todo las aportaciones
individuales a la Filiación dejarán de ser necesarias.
3. Cuando la Expiación se haya completado todos los Hijos de Dios
compartirán todas las aptitudes. Dios es imparcial. Todos Sus Hijos disponen de
todo Su Amor, y Él da todos Sus dones libremente a todos por igual. ”Excepto
que os volváis como niños pequeños” significa que a menos que reconozcas
plenamente tu completa dependencia de Dios, no podrás conocer el poder real del
Hijo en su verdadera relación con el Padre. El que los Hijos de Dios sean
especiales no procede de una condición de exclusión, sino de una de inclusión.
Todos mis hermanos son especiales. Si creen estar privados de algo su
percepción se distorsiona. Cuando esto ocurre toda la familia de Dios—la
Filiación—sufre un deterioro en sus relaciones.
4. En última instancia, todo miembro de la familia de Dios tiene que
retornar. El milagro le exhorta a retornar porque lo bendice y lo honra, aun
cuando esté ausente en espíritu. ”De Dios no se hace burla” no es una amenaza,
sino una garantía. Dios habría sido burlado si alguna de Sus Creaciones
careciera de santidad. La Creación es plena, y la señal de la plenitud es la
santidad. Los milagros son afirmaciones de Filiación, que es un estado de
compleción y abundancia.
5. Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser
cambiado. El Espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero
la mente puede elegir a quién desea servir. El único límite en su elección es
que no puede servir a dos amos. La mente, si así lo elige, puede convertirse en
el medio a través del cual el Espíritu crea en conformidad con su propia
creación. De no elegir eso libremente, retiene su potencial creador, pero se
somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. Como resultado de
ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. Cambiar de
mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera
autoridad.
6. El milagro es señal de que la mente ha elegido dejarse guiar por mí
en el servicio a Cristo. La abundancia de Cristo es el resultado natural de
haber decidido seguirle. Hay que arrancar todas las raíces que están a flor de
tierra porque no son lo suficientemente profundas para sustentarte. La ilusión
de que las raíces superficiales pueden arraigarse más y así darte apoyo es una
de las distorsiones en las que se basa lo opuesto a la Regla de Oro. A medida
que se abandonan esos falsos puntales se experimenta temporalmente cierta
inestabilidad en el equilibrio. Sin embargo, no hay nada más inestable que una
orientación invertida, y nada que la mantenga invertida puede conducir a una
mayor estabilidad.
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