La asignación de
papeles en el sueño
1. ¿Crees acaso que la verdad puede ser tan solo meras ilusiones? Las
ilusiones son sueños precisamente porque no son verdad. El hecho de que la
verdad esté ausente de todas ellas por igual es la base del milagro, lo cual quiere
decir que has entendido que los sueños son sueños, y que escaparte de ellos
depende, no del sueño en sí, sino de que despiertes. ¿Cómo iba a ser posible
conservar algunos sueños y despertar de otros? La elección no es entre qué
sueños conservar, sino solo si quieres vivir en sueños o despertar de ellos. De
ahí que el milagro no excluya de su benéfica influencia algunos sueños. No
puedes quedarte con algunos de ellos y despertar de otros, pues o bien estás
dormido o bien despierto. Y soñar tiene que ver únicamente con una de estas dos
posibilidades.
2. Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos
en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no
importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve dentro o fuera, o en
ambos sitios. O bien puede estar oculto tras formas placenteras. Pero nunca
está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los
sueños. Puede que la forma en que éstos se manifiestan cambie, pero es
imposible que se compongan de ninguna otra cosa. El milagro sería ciertamente
traicionero si te permitiera seguir estando amedrentado por no haber reconocido
el miedo. Pues no estarías entonces dispuesto a despertar, que es para lo que
el milagro allana el camino.
3. Dicho llanamente, el ataque es la respuesta a una función que no se
ha llevado a cabo tal como tú la percibes. Puede que ello tenga que ver contigo
o con otro; sin embargo, allí donde se perciba, allí se atacará. La depresión o
el ataque no pueden sino ser los temas de todos los sueños, pues el miedo es el
elemento del que se componen. El fino disfraz de placer y alegría en el que tal
vez vayan envueltos apenas cubre el grueso bloque de miedo que constituye su
médula. Y esto es lo que el milagro percibe y no las envolturas que lo cubren.
4. Cuando te invade la ira, ¿no es acaso porque alguien no llevó a
cabo la función que tú le habías asignado? ¿Y no se convierte esto en la “razón”
que justifica tu ataque? Los sueños que crees que te gustan son aquellos en los
que las funciones que asignaste se cumplieron y las necesidades que te adscribiste
fueron satisfechas. No importa si esas necesidades se satisfacen o si son simplemente
algo que se desea. Es la idea de que existen lo que produce miedo. Los sueños
no se desean en mayor o menor medida. Simplemente se desean o no se desean. Y
cada uno representa alguna función que tú le has asignado a algo: algún
objetivo que un acontecimiento, un cuerpo o una cosa debe representar y
alcanzar por ti. Si lo logra crees que el sueño te gusta. Si fracasa crees que
es triste. Pero el que fracase o se logre no es lo que constituye su médula,
sino simplemente su endeble envoltura.
5. ¡Cuán felices serían tus sueños si no le asignaras a cada una de
las figuras que aparecen en ellos el papel que “debe” representar! Es
únicamente la imagen que tienes de alguien lo que puede fracasar, y tener esa
imagen es lo único que constituye una traición. La médula de los sueños que
ofrece el Espíritu Santo no es nunca una de temor. Lo que los envuelve puede parecer ser lo
mismo, pero su significado ha cambiado porque cubre otra cosa. Lo que determina
toda percepción es su propósito, en el sentido de que aparenta ser aquello para
lo que se considera que es. Una sombría figura que ataca se convierte en un
hermano que te ofrece una oportunidad para prestar ayuda, si esto se volviese
la función del sueño. Y de este modo, los sueños de tristeza se transformarían
en sueños de alegría.
6. ¿Para qué es tu hermano? No lo sabes porque tu función aún no te
resulta clara. No le asignes un papel que tú crees que te haría feliz a ti. Y
no trates de herirle cuando él no cumpla el papel que le asignaste en el sueño
que tienes de lo que debería ser tu vida. Él pide ayuda en cada uno de sus
sueños, y tú puedes prestársela si ves la función del sueño tal como la percibe
Aquel que puede utilizar todo sueño en beneficio de la función que se Le
encomendó. Puesto que ama al soñador, y no al sueño, cada sueño se convierte en
una ofrenda de amor. Pues en el centro de cada sueño se halla Su Amor por ti,
iluminando amorosamente cualquier manifestación del sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario