Luz
en el sueño
1. Tú que te has pasado la vida
llevando la verdad a la ilusión y la realidad a la fantasía, has estado
recorriendo el camino de los sueños. Pues has pasado de la condición de estar
despierto a la de estar dormido, y de ahí te has ido sumergiendo en un sueño
aún más y más profundo. Cada sueño te ha
llevado a otros sueños, y cada fantasía que parecía arrojar luz sobre la
obscuridad no ha hecho sino hacerla aún más tenebrosa. Tu meta era la
obscuridad, en la que ningún rayo de luz pudiera penetrar. Y buscabas una
negrura tan absoluta, que pudiese mantenerte oculto de la verdad para siempre
en un estado de completa demencia. Mas de lo que te olvidabas era de que Dios
no puede destruirse a Sí Mismo. La luz
se encuentra en ti. La obscuridad
puede envolverla, pero no puede apagarla.
2. Según se aproxime la luz te
lanzarás a la obscuridad huyendo de la verdad, refugiándote algunas veces en
cosas menos temibles y otras, en el terror más absoluto. Pero avanzarás, pues
tu objetivo es pasar del miedo a la verdad. La meta que aceptaste es la meta
del conocimiento, y esto lo demuestra tu buena voluntad. El miedo parece habitar en la obscuridad, y
cuando tienes miedo es que has retrocedido. Unámonos inmediatamente en un
instante de luz y eso será suficiente para recordarte que tu meta es la Luz.
3. La verdad se lanzó a tu encuentro
desde el momento en que la invocaste. Si supieras Quién camina a tu lado por la
senda que has escogido, sería imposible que pudieras experimentar miedo. No lo
sabes porque tu viaje hacia la obscuridad ha sido largo y penoso, y te has
adentrado muy profundamente en ella. Un ligero parpadeo, después de haber
tenido los ojos cerrados por tanto tiempo, no ha sido suficiente para hacer que
tengas confianza en ti mismo, a quien por tanto tiempo has despreciado. Te diriges
hacia el amor odiándolo todavía y terriblemente atemorizado del juicio que
pueda tener de ti. Y no te das cuenta de
que no es del amor de lo que tienes miedo, sino únicamente de lo que tú has
hecho de él. Estás avanzando hacia el significado del amor y alejándote de
todas las ilusiones con las que lo habías revestido. Cuando te refugias en lo
ilusorio tu miedo se agudiza, pues no hay duda de que lo que crees que ello
significa es aterrador. Mas ¿qué
importancia puede tener eso para nosotros que viajamos llenos de confianza y a
toda velocidad más allá del miedo?
4. Tú que tomas de la mano a tu
hermano tomas también la mía, pues cuando os unisteis no estabais solos. ¿Crees
acaso que yo te iba a dejar en las tinieblas que acordaste abandonar conmigo? En
tu relación radica la luz de este mundo. Y el miedo no puede sino desaparecer
de tu vista ahora. No caigas en la tentación de quitarle a tu hermano el regalo
de fe que le ofreciste. Lo único que conseguirías con ello sería asustarte a ti
mismo. El regalo se dio para siempre, pues Dios Mismo lo aceptó. No puedes
quitárselo ahora. Has aceptado a Dios. La santidad de tu relación quedó
establecida en el Cielo. No entiendes lo que aceptaste, pero recuerda que tu entendimiento no es necesario. Lo único
que se necesitó fue simplemente tu deseo de entender. Ese deseo fue el de ser santo. La Voluntad de Dios se te concede, pues lo único que deseas es lo que siempre tuviste
o lo que siempre fuiste.
5. Cada instante que pasemos juntos te
enseñará que este objetivo es posible, y fortalecerá tu deseo de alcanzarlo. Y
en tu deseo reside su logro. Tu deseo está ahora completamente de acuerdo con
todo el poder de la voluntad del Espíritu Santo. Ningún paso corto y vacilante que des puede
hacer que tu deseo se aparte de Su voluntad o de Su fortaleza. Puedes estar tan
seguro de que yo te llevo de la mano como de que tú estuviste de acuerdo en llevar
de la mano a tu hermano. No se separen, pues yo estoy con ustedes y camino con ustedes
en avance hacia la verdad. Y dondequiera
que vamos, llevamos a Dios con nosotros.
6. Te has unido a mí en tu relación
para llevarle el Cielo al Hijo de Dios, que se ocultó en la obscuridad. Has estado
dispuesto a llevar la obscuridad a la luz, y eso ha fortalecido a cada uno de
los que de otro modo permanecerían en la obscuridad. Los que quieran ver verán.
Y se unirán a mí para llevar su luz a la obscuridad cuando la obscuridad
que hay en ellos haya sido llevada ante la luz y eliminada para siempre. La necesidad
que tengo de ti que te has unido a mí en la santa luz de tu relación, es la
misma que tienes tú de salvación. ¿Cómo no iba yo a darte a ti lo que tú me
diste a mí? Pues en el momento en que te uniste a tu hermano, me respondiste.
7. Tú que eres ahora el portador de la
salvación, tienes la función de llevar la luz a la obscuridad. La obscuridad en
ti se llevó a la luz. Lleva esa luz ahora a la obscuridad, desde el instante
santo a donde la llevaste. Nos completamos cuando deseamos completar. No dejes
que el tiempo te preocupe, pues todo miedo que tú y tu hermano puedan experimentar procede realmente del pasado. El tiempo ha sido reajustado para
ayudarnos a lograr, juntos, lo que sus pasados separados habrían impedido.
Han trascendido el miedo, pues dos mentes no pueden unirse en su deseo de
amor sin que el amor se una a ellas.
8. Ni una sola luz en el Cielo deja de
acompañaros. Ni uno de los rayos que brillan
para siempre en la Mente de Dios deja de iluminaros. El Cielo se ha unido a vosotros en vuestro
avance hacia él. Si se han unido a ustedes luces tan potentes que infunden a la pequeña chispa de su deseo el Poder
de Dios Mismo, ¿cómo pudieran seguir en la obscuridad? Tú y tu hermano están retornando a casa juntos después de un largo e insensato viaje que
emprendieron por separado y que no les condujo a ninguna parte. Has encontrado a tu hermano, y cada uno de ustedes alumbrará el camino del otro. Y
partiendo de esa luz, los Grandes Rayos se extenderán hacia atrás hasta la
obscuridad y hacia adelante hasta Dios para desvanecer con su resplandor el pasado,
y así dar lugar a Su eterna Presencia en la que todo resplandece en la Luz.
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