De la
percepción al Conocimiento
1. Toda curación es una liberación del pasado. Por eso es por lo que
el Espíritu Santo es el único Sanador. Él enseña que el pasado no existe, hecho éste
que pertenece a la esfera del Conocimiento y que, por lo tanto, es imposible
que nadie en el mundo sepa. Sería ciertamente
imposible permanecer en el mundo gozando de tal conocimiento. Pues la mente que sabe eso a ciencia cierta,
sabe también que vive en la eternidad y no utiliza la percepción en absoluto. Por consiguiente, no se detiene a pensar dónde
está, ya que el concepto “dónde” no significa nada para ella. Sabe que está en todas partes, de la misma
manera en que lo tiene todo, y para siempre.
2. La diferencia palpable que existe entre la percepción y el
Conocimiento resulta muy evidente si consideras esto: no hay nada parcial con
respecto al Conocimiento. Cada uno de sus aspectos es total, por lo tanto,
ningún aspecto está separado de otro. Tú eres un aspecto del Conocimiento, al
estar en la Mente de Dios, Quien te conoce. Todo conocimiento te pertenece, pues
en ti reside todo conocimiento. La
percepción, aun en su expresión más elevada, nunca es completa. lncluso la percepción del Espíritu Santo—la
más perfecta que puede haber—no tiene significado en el Cielo. La percepción
puede extenderse a todas partes bajo Su dirección, pues la visión de Cristo
contempla todo en la luz. Pero no hay percepción, por muy santa que sea, que
perdure eternamente.
3. La percepción perfecta, pues, tiene muchos elementos en común con
el Conocimiento, haciendo que sea posible su transferencia a Él. El último
paso, no obstante, lo tiene que dar Dios porque el último paso de tu redención,
que parece estar en el futuro, Dios lo dio ya en tu creación. La separación no
ha interrumpido la Creación. La Creación
no puede ser interrumpida. La separación
no es más que una formulación equivocada de la realidad que no tiene
consecuencia alguna. El milagro, que no
tiene ninguna función en el Cielo, es necesario aquí. Todavía pueden verse
aspectos de la realidad, los cuales reemplazarán a aspectos de la irrealidad.
Los aspectos de la realidad se pueden ver en todo y en todas partes. Mas solo
Dios puede congregarlos a todos, al coronarlos cual uno solo con el don final
de la eternidad.
4. Sin el Padre y sin el Hijo el Espíritu Santo no tiene ninguna
función. No está separado de ninguno de
Ellos al estar en la Mente de Ambos y saber que dicha Mente es una sola. El
Espíritu Santo es un Pensamiento de Dios, y Dios te lo dio porque no tiene
ningún Pensamiento que no comparta. El mensaje del Espíritu Santo habla de lo
intemporal en el tiempo, y por eso es por lo que la visión de Cristo contempla
todas las cosas con amor. Sin embargo, ni siquiera la visión de Cristo es la
realidad del Espíritu Santo. Los áureos
aspectos de realidad que brotan a la luz bajo Su amorosa mirada son vislumbres
parciales del Cielo que se encuentra más allá de ellos.
5. Éste es el milagro de la Creación: que es UNA eternamente. Cada milagro que le ofreces al Hijo de Dios no
es otra cosa que la verdadera percepción de un aspecto de la totalidad. Aunque
cada aspecto es en sí la totalidad, no podrás saber esto hasta que te des
cuenta de que todos ellos son lo mismo, que se perciben en la misma luz y que,
por lo tanto, son UNO. Cada hermano que
ves libre de su pasado te aproxima más al final del tiempo al introducir una
manera de ver sana y sanadora en la obscuridad, capacitando así al mundo para ver.
Pues la luz tiene que llegar hasta el mundo tenebroso para que la visión de Cristo
sea posible incluso ahí. Ayúdale a ofrecer Su don de luz a todos los que creen
vagar en la obscuridad y deja que Él los reúna en Su serena visión que hace que
todos sean uno.
6. Todos son iguales: bellos e igualmente santos. Y Él se los ofrecerá
a Su Padre tal como le fueron ofrecidos a Él. Solo hay un milagro, del mismo
modo en que solo hay una realidad. Y cada milagro que obras contiene todos los
demás, de la misma manera en que cada aspecto de realidad que ves se funde
serenamente en la Única Realidad que es Dios. El Único milagro que ha existido
siempre es el santísimo Hijo de Dios, creado en la Única Realidad que es su
Padre. La visión de Cristo es el don que Él te da a ti. Su Ser es el don que Su
Padre le dio a Él.
7. Alégrate de que tu función sea curar, pues puedes otorgar el don de
Cristo sin perder el don que tu Padre le dio a Él. Ofrece el don de Cristo a
todo el mundo y en todas partes, pues los milagros que le ofreces al Hijo de
Dios por medio del Espíritu Santo te armonizan con la realidad. El Espíritu
Santo sabe el papel que te corresponde desempeñar en la redención y también
quiénes te están buscando y dónde encontrarlos. El Conocimiento está mucho más
allá de lo que te incumbe a ti como individuo. Tú que formas parte de Él y que
eres todo Él, solo necesitas darte cuenta de que el Conocimiento es del Padre y
no tuyo. Tu papel en la redención te conduce al Conocimiento mediante el restablecimiento
de Su Unicidad en tu mente.
8. Cuando te hayas visto a ti mismo en tus hermanos te liberarás y
gozarás de perfecto conocimiento, pues habrás aprendido a liberarte por medio
de Aquel que sabe lo que es la libertad. Únete a mí bajo el santo estandarte de
Sus enseñanzas y, conforme nos hagamos más fuertes, el poder del Hijo de Dios
cobrará vida en nosotros y nadie será excluido ni dejaremos a nadie solo. Y de
repente el tiempo cesará y todos nos uniremos en la eternidad de Dios el Padre.
La santa luz que viste fuera de ti en cada milagro que ofreciste a tus
hermanos, se te devolverá. Y al saber
que la luz se encuentra en ti, tus creaciones estarán allí contigo tal como tú
estás en tu Padre.
9. Así como los milagros te unen a tus hermanos en este mundo, del
mismo modo tus creaciones establecen tu paternidad en el Cielo. Tú eres el
testigo de la Paternidad de Dios, y Él te ha dado el poder de crear en el Cielo
los testigos de la tuya, la cual es como la Suya. Niega a cualquier hermano aquí y estarás
negando los testigos de tu paternidad en el Cielo. El milagro que Dios creó es perfecto, al igual
que los milagros que obraste en Su Nombre. Cuando los aceptas, tanto tú como tus hermanos
dejáis de necesitar curación.
10. En este mundo, no obstante, tu perfección no tiene testigos. Dios conoce tu perfección, pero tú no, así que
no compartes Su Testimonio de ella. Tampoco das testimonio de Él, pues de la
realidad se da testimonio viéndola como una sola. Dios espera a que des testimonio de Su Hijo y
de Él. Los milagros que llevas a cabo en la tierra son elevados hasta el Cielo
y hasta Él. Dan testimonio de lo que no sabes, y cuando llegan a las puertas del
Cielo, Dios Mismo las abre, pues nunca
dejaría a Su bienamado Hijo afuera y apartado de Él.
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