El programa de
estudios cuerdo
1. Solo el amor es fuerte, puesto que es indiviso. Los fuertes no atacan, pues no ven que haya
necesidad de ello. Antes de que la idea
de atacar pudiese entrar en tu mente, tuviste que haberte percibido a ti mismo
como alguien débil. Puesto que te
atacaste a ti mismo y creíste que el ataque tuvo éxito, te consideras a ti
mismo debilitado. Al dejar de percibir
la igualdad que existe entre tus hermanos y tú, y al considerarte a ti mismo
más débil, intentas “equilibrar” la situación a la que tú mismo diste lugar. Y para hacerlo te vales del ataque porque
crees que el ataque logró debilitarte.
2. Por eso es por lo que el reconocimiento de tu propia invulnerabilidad
es tan importante para el restablecimiento de tu cordura. Pues al aceptar tu invulnerabilidad estás
reconociendo que el ataque no tiene efectos. Aunque te has atacado a ti mismo, demuestras
que en realidad no ocurrió nada. Por lo
tanto, al atacar no hiciste nada. Una vez que te des cuenta de esto, atacar
dejará de tener sentido para ti, pues resultará evidente que ni es efectivo ni
te puede proteger. Con todo, el reconocimiento de tu invulnerabilidad te aporta
todavía mucho más que eso. Si tus
ataques contra ti mismo no han podido debilitarte, eso quiere decir que aún
eres fuerte. Por lo tanto, no tienes que
“equilibrar” ninguna situación para demostrar tu fuerza.
3. No podrás darte cuenta de cuán inútil es el ataque hasta que no
reconozcas que los ataques que lanzas contra ti mismo no tienen efectos. Pues otros ciertamente reaccionan ante el
ataque si lo perciben, y si estás tratando de atacarles, no podrás sino
interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia en el ataque. El único lugar donde puedes cancelar todo
refuerzo es en ti mismo. Pues tú eres siempre el primer blanco de tus
ataques, y si éstos nunca han tenido lugar, tampoco pudieron haber tenido
consecuencias.
4. El Amor del Espíritu Santo es tu fortaleza, pues el tuyo está
dividido y, por lo tanto, no es real. No
puedes confiar en tu propio amor cuando lo atacas. No puedes aprender lo que es
el amor perfecto con una mente dividida porque una mente dividida se ha
convertido a sí misma en un mal estudiante. Trataste de hacer que la separación
fuese eterna porque querías conservar las características de la Creación, aunque
con tu propio contenido. La Creación, sin embargo, no procede de ti, y los
malos estudiantes tienen ciertamente necesidad de una enseñanza especial.
5. Tienes problemas de aprendizaje en un sentido muy literal. Ciertas
áreas de tus facultades para aprender están tan deterioradas, que solo puedes
progresar bajo una dirección clara, precisa y constante, suministrada por un
Maestro que pueda trascender tus limitados recursos. Él se convierte en tu
Recurso, ya que por tu cuenta no puedes aprender. La situación de aprendizaje en la que te has
puesto a ti mismo es imposible, y es obvio que en esta situación necesitas un
Maestro especial así como un programa de estudios especial. A los malos estudiantes no se les debería
elegir como maestros de sí mismos o de otros. No te dirigirías a ellos para establecer el
programa de estudios que les permitiría escapar de sus limitaciones. Si
comprendieran lo que se encuentra más allá de ellos, no tendrían limitaciones.
6. No sabes cuál es el significado del amor y ésa es tu limitación. No
intentes enseñarte a ti mismo lo que no entiendes, ni trates de establecer los
objetivos del programa de estudios cuando los tuyos claramente han fracasado.
El objetivo de tu aprendizaje ha sido no aprender, y esto no puede conducir a
un aprendizaje fructífero. No puedes transferir lo que no has aprendido, y el
menoscabo de tu capacidad de generalizar es un fallo fundamental de tu aprendizaje.
¿Les preguntarías a los que no han podido aprender para qué sirven los recursos
de enseñanza? Ellos no lo saben. 7 Si
los pudieran interpretar correctamente, habrían aprendido de ellos.
7. He dicho que la regla del ego es: “Busca, pero no halles”. Traducido al lenguaje del programa de estudios
eso significa: “Trata de aprender, pero no lo logres”. El resultado de este objetivo
de aprendizaje es obvio: hará que se interprete erróneamente todo recurso de
enseñanza legítimo, toda instrucción real y toda dirección sensata, ya que el
propósito de éstos es facilitar el aprendizaje al que se opone ese absurdo
programa de estudios. Si estás tratando
de aprender cómo no aprender y el objetivo de lo que enseñas es que no logre
enseñar nada, ¿qué puedes esperar sino confusión? Un programa así no tiene
sentido. Este intento de “aprender” ha debilitado tanto a tu mente que no
puedes amar, ya que el programa que has escogido es contrario al amor, y no es
más que un curso en cómo atacarte a ti mismo. Un objetivo suplementario de ese
programa es no aprender cómo superar la división que da credibilidad a su
objetivo principal. Y no te será posible superar esa división siguiendo dicho
programa, ya que todo lo que aprendas será en su favor. Mas tu mente se
pronuncia en contra de tu aprendizaje, tal como tu aprendizaje se pronuncia en
contra de tu mente, y así, te opones a todo aprendizaje y lo consigues, pues
eso es lo que quieres. Pero puede que todavía no te hayas dado cuenta de que
hay algo que sí quieres aprender y de que lo puedes aprender porque eso es lo
que has decidido hacer.
8. Tú que has intentado aprender lo que no deseas, debes animarte,
pues aunque el programa de estudios que estableciste es en verdad deprimente,
si lo examinas con detenimiento es simplemente ridículo. ¿Cómo iba a ser
posible que la manera de alcanzar un objetivo fuera no alcanzándolo? Renuncia ahora
a ser tu propio maestro. Esta renuncia no te conducirá a la depresión. Es simplemente el resultado de haber evaluado
honestamente lo que te has enseñado a ti mismo y los resultados que se han
derivado de ello. Bajo las condiciones de aprendizaje adecuadas, que tú no
puedes proveer ni comprender, llegarás a convertirte en un alumno y maestro
excelente. Pero aún no lo eres, y no lo
serás hasta que la situación de aprendizaje tal como la urdiste se invierta.
9. Tu potencial para aprender, si se entiende debidamente, es
ilimitado porque te conducirá hasta Dios. Puedes enseñar el camino que conduce a Él y
aprenderlo, si sigues al Maestro que conoce el camino que lleva a Dios, y que
sabe cómo se aprende Su programa de estudios. El programa está desprovisto de toda
ambigüedad porque su objetivo no está dividido y los medios y el fin están en
completo acuerdo. Lo único que necesitas
hacer es ofrecerle tu atención indivisa. Todo lo demás se te proveerá, pues la verdad es que quieres aprender
debidamente, y nada puede oponerse a la decisión del Hijo de Dios. Lo que él puede aprender es tan ilimitado como
él mismo.
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