El concepto del yo
frente al verdadero ser
1. Las enseñanzas del mundo se basan en un concepto del yo que se ajusta
a la realidad mundana. Y como tal, se adapta muy bien a ella, pues es una
imagen que encaja perfectamente en el mundo de sombras e ilusiones. En él se
encuentra como en su casa, y todo lo que ve es uno con ella. El propósito de
las enseñanzas del mundo es que cada individuo forje un concepto de sí mismo. Éste
es su propósito: que vengas sin un yo y que fabriques uno a medida que creces. Y
cuando hayas alcanzado la “madurez” ya lo habrás perfeccionado, y así podrás
enfrentarte al mundo en igualdad de condiciones y perfectamente adaptado a sus
exigencias.
2. Forjas un concepto de ti mismo, el cual no guarda semejanza alguna
contigo. Es un ídolo, concebido con el propósito de que ocupe el lugar de tu
realidad como Hijo de Dios. El concepto de ti mismo que el mundo te enseña no es
lo que aparenta ser, pues se concibió para que tuviera dos propósitos, de los
cuales la mente solo puede reconocer uno. El primero presenta la cara de
inocencia, el aspecto con el que se actúa. Ésa es la cara que sonríe y es amable
e incluso parece amar. Busca compañeros, contempla a veces con piedad a los que
sufren y de vez en cuando ofrece consuelo. Cree ser buena dentro de un mundo
perverso.
3. Este aspecto puede disgustarse, pues el mundo es perverso e incapaz
de proveer el amor y el amparo que la inocencia se merece. Por esa razón, es
posible hallar este rostro con frecuencia arrasado de lágrimas ante las
injusticias que el mundo comete contra los que quieren ser buenos y generosos. Este
aspecto nunca lanza el primer ataque. Pero cada día, cientos de incidentes
insignificantes socavan poco a poco su inocencia, provocando su irritación e
induciéndolo finalmente a insultar y a abusar descontroladamente.
4. La cara de inocencia que el concepto de uno mismo tan
orgullosamente lleva puesta, condona el ataque que se lleva a cabo en defensa
propia, pues, ¿no es acaso un hecho harto conocido que el mundo trata ásperamente
a la inocencia indefensa? Nadie que forja una imagen de sí mismo omite esta
cara, pues tiene necesidad de ella. Mas no quiere ver el otro lado. Sin
embargo, es ahí donde el aprendizaje del mundo tiene puestas sus miras, pues
ahí es donde se establece la “realidad” del mundo para perpetuar la continuidad
del ídolo.
5. El concepto del yo se concibió para enseñar la lección que se
encuentra detrás de la cara de inocencia. Es una lección acerca de un terrible
desplazamiento y de un miedo tan devastador que la cara sonriente tiene que
mirar para siempre en otra dirección, no sea que perciba la traición que
oculta. Esto es lo que la lección enseña: “ Yo soy la cosa que tú has hecho de
mí, y al contemplarme, quedas condenado por causa de lo que soy”. El mundo
sonríe con aprobación ante este concepto de ti mismo, pues garantiza que sus
senderos se mantengan a salvo y que los que caminan por ellos no puedan
escapar.
6. Ésta es la lección básica que garantiza que tu hermano estará
condenado eternamente, pues lo que eres se ha vuelto ahora su pecado. Y para
esto no hay perdón. No importa ya lo que haga, pues tu dedo acusador apunta
hacia él sin vacilación y con mortal puntería. Apunta también hacia ti, pero
este hecho se mantiene aún más oculto entre las brumas que se encuentran tras
la cara de inocencia. Y en esas bóvedas ocultas se conservan todos sus pecados
así como los tuyos, y se mantienen en la obscuridad donde no se pueden percibir
como errores, lo cual la luz indudablemente demostraría. No se te puede culpar
por lo que eres ni tampoco puedes cambiar lo que te obliga a hacer. Tu hermano
es para ti, pues, el símbolo de tus propios pecados, y lo condenas
silenciosamente, aunque con tenaz insistencia, por esa cosa odiosa que eres.
7. Los conceptos se aprenden. No son naturales ni existen a menos que
se aprendan. No son algo que se te haya dado, de modo que tienen que haberse
forjado. Ninguno de ellos es verdad, y muchos son el producto de imaginaciones
febriles, que arden llenas de odio y de distorsiones nacidas del miedo. ¿Qué es
un concepto, entonces, sino un pensamiento al que su hacedor le otorga un
significado especial? Los conceptos mantienen vigente el mundo. Mas no se
pueden usar para demostrar que sea real. Pues todos ellos se conciben dentro
del mundo, nacen a su sombra, crecen amoldándose a sus costumbres y,
finalmente, alcanzan la “madurez” de acuerdo con el pensar de éste. Son ideas de
ídolos, coloreadas con los pinceles del mundo, los cuales no pueden pintar ni
una sola imagen que represente la Verdad.
8. La idea de un concepto del yo no tiene sentido, pues nadie aquí
sabe cuál es el propósito de tal concepto y, por lo tanto, no puede ni
imaginarse lo que es. No obstante, todo aprendizaje que el mundo dirige,
comienza y finaliza con el solo propósito de que aprendas este concepto de ti
mismo, de forma que elijas acatar las leyes de este mundo y nunca te aventures
más allá de sus sendas ni te des cuenta de cómo te consideras a ti mismo. Ahora
el Espíritu Santo tiene que encontrar un modo de ayudarte a comprender que el
concepto que has forjado de ti mismo tiene que ser des-hecho si es que has de
gozar de paz interior. Y no se puede desaprender, excepto por medio de
lecciones cuyo objetivo sea enseñarte que eres otra cosa, pues de lo contrario,
se te estaría pidiendo que intercambiases lo que ahora crees por la pérdida
total de tu ser, lo cual te infundiría aún mayor terror.
9. Por tal razón, las lecciones del Espíritu Santo están diseñadas de
manera que cada paso sea fácil, y aunque a veces puede producirse cierta
incomodidad y angustia, ello no afecta lo que se ha aprendido, sino que
constituye una reinterpretación de lo que parecen ser las pruebas a su favor. Consideremos,
pues, qué prueba hay de que tú seas lo que tu hermano hizo de ti. Pues si bien
aún no te das cuenta de que eso es lo que piensas, es indudable que a estas
alturas ya eres consciente de que te comportas como si eso fuera lo que
piensas. ¿Reacciona él por ti? ¿Y sabe acaso lo que va a ocurrir exactamente? ¿Puede
ver tu futuro y determinar por adelantado lo que debes hacer en toda
circunstancia? Él tendría que haberte creado tanto a ti como al mundo para
poder tener tal presciencia de lo que ha de suceder.
10. Que tú seas lo que tu hermano ha hecho de ti es bastante
improbable. Incluso si fuera cierto, ¿quién te dio la cara de inocencia? ¿Podría
ser ésta tu propia aportación? ¿Quién es, entonces, el “tú” que la concibió? ¿Y
quién es el que se engaña con toda tu bondad y la ataca? Olvidémonos de la
ridiculez de este concepto y pensemos simplemente en esto: lo que crees ser
consta de dos partes. Si una de ellas fue generada por tu hermano, ¿quién estaba
allí para inventar la otra? ¿Y de quién hay que mantener algo oculto? Aun si el
mundo fuera perverso no habría necesidad de ocultar aquello de lo que estás
hecho. ¿Quién lo podría ver? ¿Y qué podría necesitar defensa sino lo que se
ataca?
12. Hay alternativas con respecto a eso que crees ser. Podrías, por
ejemplo, ser lo que has elegido que tu hermano sea. Esto ubica al concepto del
yo más allá de una condición de ser algo completamente pasivo y, por lo menos,
allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente y para
reconocer—aunque sea parcialmente—que alguna interacción tuvo que haber tenido
lugar. Se entiende en parte que tú elegiste por los dos, y que lo que él
representa tiene el significado que tú le diste. Muestra también algunos
atisbos de visión con respecto a la ley de la percepción según la cual lo que
se ve refleja el estado mental del perceptor. Mas ¿quién eligió primero? Si
tú eres aquello que elegiste que tu hermano fuera, tuvo que haber alternativas
entre las que elegir y alguien tuvo que haber decidido primero cuál de ellas
elegir y cuál rechazar.
13. Si bien este paso representa un avance, no se aproxima aún a la
cuestión básica. Algo tuvo que haber ocurrido antes de que surgieran estos
conceptos de uno mismo. Y “algo” tuvo que haber aprendido las enseñanzas que
los originaron. Esto no lo puede explicar ninguno de los dos puntos de vista en
cuestión. La ventaja principal de haber pasado del primer punto de vista al
segundo es que de alguna manera se ve que tú participaste en la elección por
decisión propia. Mas por esta ganancia sufres una pérdida casi idéntica, pues
ahora eres culpable por lo que tu hermano es. Y no puedes sino compartir su
culpabilidad, ya que la elegiste para él a imagen y semejanza de la tuya. Mientras
que antes solo él era el traidor, ahora tú tienes que ser condenado junto con
él.
14. El concepto del yo ha sido siempre la gran preocupación del mundo.
Y cada individuo cree que tiene que encontrar la solución al enigma de lo que
él es. La salvación se puede considerar como el escape de todo concepto. No se
ocupa en absoluto del contenido de la mente, sino del simple hecho de que ésta
piensa. Y aquello que puede pensar tiene alternativas entre las que elegir, y
se le puede enseñar que ciertos pensamientos acarrean ciertas consecuencias. Así
puede aprender que todo lo que piensa refleja la profunda confusión que siente
con respecto a cómo fue concebida y a lo que es. Y el concepto del yo vagamente
parece contestar lo que no sabe.
15. No busques tu Ser en símbolos. No hay concepto que pueda
representar lo que eres. ¿Qué importa qué concepto aceptas mientras percibas un
yo que se relaciona con el mal y que reacciona ante cosas perversas? Pues en
tal caso, tu concepto de ti mismo seguirá desprovisto de significado. Y no te
percatarás de que solo te relacionas contigo mismo. Ser testigo de un mundo
culpable indica que el mundo ha guiado tu aprendizaje y que lo consideras tal
como te consideras a ti mismo. El concepto del yo abarca todo lo que contemplas
y nada está excluido de esa percepción. Si algo te puede herir, lo que estás
viendo es una representación de tus deseos secretos. Eso es todo. Y lo que ves
en cualquier clase de sufrimiento que padezcas es tu propio deseo oculto de
matar.
16. Son muchos los conceptos de ti mismo que forjarás según sigas
adelante en tu aprendizaje. Cada uno producirá cambios que se verán reflejados
en tus relaciones, conforme la percepción que tienes de ti mismo vaya
cambiando. Y cada vez que tenga lugar un cambio se producirá en ti cierta
confusión, mas siéntete agradecido de que el aprendizaje del mundo vaya
soltando la presa que había hecho en tu mente. Descansa seguro y contento en la
confianza de que finalmente desaparecerá por completo y dejará a tu mente en
paz. El papel de acusador se presentará en muchas situaciones y de muchas
maneras. Y en cada caso parecerá acusarte. Mas no temas que no vaya a ser
erradicado.
17. El mundo no puede hacer que aprendas estas imágenes de ti mismo a no
ser que desees aprenderlas. Llegará un momento en que todas desaparecerán y te
darás cuenta de que no sabes lo que eres. A esta mente abierta y receptiva es a
la que la verdad retorna, sin impedimentos ni limitaciones. Allí donde todos
los conceptos del yo han sido abandonados, la verdad se revela tal como es. Cuando
todo concepto haya sido cuestionado y puesto en tela de juicio, y se haya
reconocido que estaba basado en suposiciones que se desvanecerían ante la luz,
la verdad quedará entonces libre para entrar a su santuario, limpio y despejado
ahora de toda culpa. No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta:
No sé lo que soy, por
lo tanto,
no sé lo que estoy
haciendo,
dónde me encuentro
ni cómo considerar al
mundo
o cómo considerarme a mí mismo.
Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y lo que eres te
hablará de Sí Mismo.
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