El libre albedrío
1. ¿No te das cuenta de que oponerte al Espíritu Santo es luchar
contra ti mismo? Él solo te dice lo que es tu voluntad; Él habla por ti. En
Su Divinidad radica la tuya. Y del único conocimiento de que goza es del tuyo,
que ha sido salvaguardado para ti a fin de que puedas hacer tu voluntad a
través de Él. Dios te pide que hagas tu voluntad. Él se une a ti, pues no
estableció Su Reino solo. Y el Cielo mismo, donde todo lo creado es para ti, no
representa otra cosa que tu voluntad. Ni una sola chispa de vida fue creada sin
tu grato consentimiento y tal como quisiste que fuera. Ni uno solo de los
Pensamientos que Dios haya tenido alguna vez pudo haber nacido sin tu
bendición. Dios no es tu enemigo. Él solo quiere oírte llamarle “Amigo”.
2. ¡Qué maravilloso es hacer tu voluntad! Pues eso es libertad. A nada
más debería llamársele por ese nombre. A menos que hagas tu voluntad no serás
libre. ¿Y hubiera podido Dios dejar a Su Hijo sin lo que éste eligió para sí
mismo? Lo único que Dios hizo al darte Su perfecta Respuesta fue asegurarse de
que nunca perdieses tu voluntad. Escúchala ahora, para que te puedas acordar de
Su Amor y conocer tu voluntad. Dios no podría haber permitido que Su Hijo fuese
un prisionero de aquello que no desea. Él se une a tu voluntad de ser libre. Y
oponerte a Él es decidir ir en contra de ti mismo y elegir estar encadenado.
3. Contempla una vez más a tu enemigo, al que elegiste odiar en vez de
amar. Pues así es como nació el odio en el mundo y como se estableció en él el
reino del miedo. Escucha ahora a Dios hablarte a través de Aquel que es Su Voz
así como la tuya, recordándote que tu voluntad no es odiar ni ser un prisionero
del miedo, un esclavo de la muerte o una insignificante criatura de escasa
vida. Tu voluntad no tiene límites, pues no es tu voluntad que sea limitada. Lo
que mora en ti se ha unido a Dios Mismo en el nacimiento de toda la Creación.
Acuérdate de Aquel que te creó, Quien a través de tu voluntad creó todo. Todo
lo creado te está agradecido, pues nació gracias a tu voluntad. Ni una sola luz
celestial podría brillar si no fuera por ti, pues fue tu voluntad lo que las
ubicó en el Cielo.
4. ¿Qué motivos podrías tener para sentir ira contra un mundo que
simplemente aguarda tu bendición para ser libre? Si fueras un prisionero,
entonces Dios Mismo no podría ser libre. Pues lo que se le hace a quien Dios
ama, se le hace a Dios Mismo. No pienses que Aquel que te hizo co-creador del
universo junto con Él quiere aprisionarte. Él solo desea que tu voluntad sea
eternamente ilimitada. Este mundo aguarda la libertad que le otorgarás cuando
hayas reconocido que eres libre. Pero no perdonarás al mundo hasta que no hayas
perdonado a Aquel que te dio tu voluntad. Pues es a través de tu voluntad como
el mundo se libera. Y no puedes ser libre estando separado de Aquel Cuya santa
Voluntad compartes.
5. Dios se dirige a ti y te pide que salves al mundo, pues mediante tu
salvación el mundo sana. Y todo el que camina sobre la faz de la tierra depende
de tu decisión para aprender que la muerte no tiene ningún poder sobre él, toda
vez que comparte tu libertad y voluntad. Tu voluntad es sanarlo, y puesto que
esto es una decisión que tomaste con él, él ha sanado. Y ahora Dios ha sido
perdonado, pues decidiste ver a tu hermano como amigo.
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