Las recompensas
que se derivan de enseñar
1. Ya hemos aprendido que todo el mundo enseña, y que enseña
continuamente. Es posible que hayas
enseñado bien, pero que no hayas aprendido a aceptar el bienestar que te
produce enseñar. Si examinases lo que has enseñado y cuán ajeno es a lo que
creías saber, no podrías por menos que darte cuenta de que tu Maestro tuvo que
proceder de más allá de tu sistema de pensamiento. Por lo tanto, Él pudo verlo
objetivamente y percibir que no era cierto. Tuvo que haber hecho esto basándose en un
sistema de pensamiento muy diferente, que no tiene nada en común con el tuyo. Pues
ciertamente lo que Él ha enseñado y lo que tú has enseñado a través de Él, no
tiene nada en común con lo que tú enseñabas antes de que Él llegase. Y como
resultado de ello, has llevado paz allí donde antes había dolor, y el
sufrimiento ha desaparecido para ser reemplazado por la alegría.
2. Puede que hayas enseñado lo que es la libertad, pero no has
aprendido a ser libre. Anteriormente dije: “Por sus frutos los conoceréis y ellos
se conocerán a sí mismos”. Pues es indudable que te juzgas a ti mismo de
acuerdo con lo que enseñas. Las enseñanzas del ego producen resultados
inmediatos porque aceptas sus decisiones inmediatamente como tu elección. Y esa
aceptación significa que estás dispuesto a juzgarte a ti mismo de igual modo. Causa y efecto están claramente definidos en
el sistema de pensamiento del ego, pues todo tu aprendizaje ha estado encauzado
a establecer la relación que hay entre ellos. ¿Y cómo no ibas a tener fe en lo que tan
diligentemente te enseñaste a creer? Recuerda, no obstante, cuánto cuidado has
ejercido al elegir sus testigos y cuánto al evitar a los que hablan en favor de
la causa de la verdad y de sus efectos.
3. ¿No te demuestra el hecho de que no hayas aprendido lo que has
enseñado que no percibes a la Filiación como una? ¿Y no te demuestra también que no te
consideras a ti mismo uno? Pues es
imposible enseñar eficazmente si se carece de convicción, y es igualmente
imposible que la convicción se encuentre fuera de ti. Nunca habrías podido enseñar lo que es la
libertad a no ser que creyeses en ella. Lo que enseñaste, pues, tuvo que haber
procedido de ti. Sin embargo, es
evidente que no conoces el Ser que eres, y que no lo reconoces a pesar de que
está activo. Lo que está activo tiene
que estar presente. Y solo si niegas Sus
obras podrías negar Su presencia.
4. El propósito de este curso es que aprendas a conocerte a ti mismo. Has enseñado lo que eres, pero no has
permitido que lo que eres te enseñe a ti. Has tenido sumo cuidado en evitar lo obvio y
en no ver la verdadera relación que existe entre causa y efecto, la cual es
perfectamente evidente. Dentro de ti, no obstante, se encuentra todo lo que has
enseñado. ¿Qué parte de ti puede ser la
que no lo ha aprendido? Tiene que ser esa parte que realmente es externa a ti,
no porque tú la hayas proyectado, sino porque así es en verdad. Y es esa parte
que has aceptado dentro de ti la que no es lo que tú eres. Lo que aceptas en tu mente no puede realmente
cambiarla. Las ilusiones no son sino
creencias en algo que no existe. Y el aparente conflicto entre la verdad y la
ilusión solo puede ser resuelto separándote de la ilusión, no de la verdad.
5. Lo que has enseñado ya ha logrado esto, pues el Espíritu Santo es
parte de ti. Al haber sido creado por
Dios, Él no ha abandonado a Dios ni a Su Creación. Él es a la vez Dios y tú, del mismo modo en que
tú eres a la vez Dios y Él. Pues la
Respuesta de Dios a la separación te aportó más de lo que tú quisiste arrebatar.
Él te protegió tanto a ti como a tus creaciones manteniendo unido a ti lo que
tú quisiste excluir. Y tus creaciones
ocuparán el lugar de lo que tú admitiste para reemplazarlas. Tus creaciones son muy reales, pues forman
parte del Ser que desconoces. Se
comunican contigo a través del Espíritu Santo, y para que aprendas a enseñar lo
que eres, gustosamente te ofrecen su poder y gratitud por su creación a ti que
eres su hogar. Tú que eres anfitrión de
Dios lo eres también de ellas. Pues nada
real ha abandonado jamás la mente de su creador. Y lo que no es real nunca
estuvo en ella.
6. Tú no eres dos seres en conflicto. ¿Qué puede haber más allá de Dios? Si tú, que
lo contienes a Él y a quien Él contiene, eres el universo, todo lo demás tiene
que estar afuera, donde no existe nada. Has enseñado esto y, desde muy lejos en
el universo aunque no desde más allá de ti mismo, los testigos de tu enseñanza
se han congregado para ayudarte a aprenderlo. Su gratitud se ha unido a la tuya y a la de
Dios para fortalecer tu fe en lo que enseñaste. Pues lo que enseñaste es verdad. Si eliges
estar solo, te excluyes a ti mismo de tu enseñanza y te mantienes separado de
ella. Pero unido a ellos no puedes sino
aprender que solamente te enseñaste a ti mismo, y que aprendiste de la
convicción que compartiste con ellos.
7. Este año comenzarás a
aprender y a hacer que lo que aprendas sea comparable a lo que enseñas. Has elegido esto al estar dispuesto a enseñar.
Aunque enseñar parecía ocasionarte
dolor, dispondrás de la dicha que se deriva de ello. Pues esa dicha reside en el alumno, que se la
ofrece al maestro con gratitud y la comparte con él. A medida que sigas aprendiendo, tu gratitud
hacia tu Ser, que te enseña lo que Él es, aumentará y te ayudará a honrarlo. Y te darás cuenta de Su poder, de Su fuerza y
de Su pureza, y lo amarás como Su Padre lo ama. Su Reino no tiene límites ni fin, y no hay
nada en Él que no sea perfecto y eterno. Tú eres todo esto, y no hay nada
aparte de esto que pueda ser lo que tú eres.
8. Tu santísimo Ser es digno de toda alabanza por lo que eres y por lo
que es Aquel que te creó como eres. Tarde o temprano todo el mundo tiene que
sellar la brecha que se imagina existe entre sus dos seres. Cada cual construye un puente, a través del cual
salvará la brecha que le separa de su Ser, tan pronto como esté dispuesto a
hacer un ligero esfuerzo por construirlo. Sus parvos esfuerzos están
poderosamente respaldados por la fortaleza del Cielo y por la voluntad conjunta
de todos los que hacen que el Cielo sea lo que es, al estar unidos dentro de
él. Y así, todo aquel que está dispuesto
a cruzar es literalmente transportado hasta el otro lado.
9. Tu puente está mejor construido de lo que te imaginas, y tus pies
están firmemente asentados en él. No
dudes de que la atracción de los que están al otro lado esperándote no te vaya
a ayudar a cruzar sin contratiempos. Pues llegarás allí donde quieres estar y
donde te aguarda tu Ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario