Las condiciones
del aprendizaje
1. Si eres bendito y no lo sabes, necesitas aprender que ciertamente
lo eres. El Conocimiento no es algo que
se pueda enseñar, pero sus condiciones se tienen que adquirir porque eso fue lo
que se desechó. Puedes aprender a bendecir, pero no puedes dar lo que no
tienes. Por lo tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber
llegado a ti. Y tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo
contrario, ¿cómo ibas a poder darla? Por
eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres bendito. Si perdonas completamente es porque has
abandonado la culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado
cuenta de que eres inocente. ¿Cómo ibas a percatarte de lo que se ha hecho por
ti sin tú saberlo, a menos que hicieras lo que no podrías sino hacer si se
hubiese hecho por ti?
2. En un mundo nacido de la negación y carente de dirección se
necesitan pruebas indirectas de la Verdad. Percibirás la necesidad de esto si
te das cuenta de que la negación es la decisión de no querer saber. La lógica
del mundo, por lo tanto, no conduce a ninguna parte, pues ésa es su meta. Si
decides ser tan solo un sueño y no tener ni dar nada más que eso, te verás
obligado a dirigir tus pensamientos hacia el olvido total. Pero si lo eres todo
y eso es lo que tienes y lo que das, y aun así lo niegas, es porque tu sistema
de pensamiento se ha desconectado totalmente de la verdad y se ha separado de
ella. Éste es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su
demencia. No hay ningún área de tu percepción
que no se haya visto afectada, y tu sueño es sagrado para ti. Por eso es por lo
que Dios puso al Espíritu Santo en ti, allí donde tú pusiste el sueño.
3. La vista se dirige siempre hacia el exterior. Si no tuvieras más
pensamientos que los tuyos, el sistema de pensamiento que engendraste sería
eternamente tenebroso. Los pensamientos que la mente del Hijo de Dios proyecta
o extiende disponen de todo el poder que él les confiere. Los pensamientos que comparte con Dios están
más allá de sus creencias, pero los que concibió por su cuenta son sus propias
creencias. Y son éstas, y no la Verdad,
las que él ha elegido defender y amar. Al Hijo de Dios no se le despojará de
sus creencias. Pero él puede renunciar a ellas, pues la Fuente para
desvanecerlas mora en él. No hay nada en
el mundo que pueda enseñarle que la lógica del mundo es totalmente demente y
que no lleva a ninguna parte. Pero en
él, que “ideó” esa lógica demente, mora Uno que sabe que dicha lógica no lleva
a ninguna parte, pues Él lo sabe todo.
4. Cualquier dirección que conduzca a donde el Espíritu Santo no te
conduce no lleva a ninguna parte. Cualquier cosa que niegues que el Espíritu
Santo sepa que es verdad, te la estás negando a ti mismo, y Él tiene que enseñarte,
por lo tanto, a no negarla. El proceso de des-hacimiento es indirecto, tal como
lo es el de fabricar. Fuiste creado solo para crear, no para ver ni para
fabricar nada. Éstas no son sino expresiones indirectas de la voluntad de
vivir, que ha sido obstaculizada por el caprichoso y profano deseo de morir y
matar, el cual tu Padre no comparte contigo. Te has impuesto a ti mismo la
tarea de compartir lo que no se puede compartir. Y mientras sigas pensando que
puedes aprender a hacerlo, no creerás todo lo que de hecho se puede aprender a
hacer.
5. El Espíritu Santo,
por lo tanto, tiene que comenzar Sus enseñanzas mostrándote lo que nunca podrás
aprender. Su mensaje no es indirecto, pero Él tiene que introducir la simple
verdad en un sistema de pensamiento que se ha vuelto tan distorsionado y tan
complejo, que no puedes ni darte cuenta de que no significa nada. Él simplemente
contempla sus cimientos y los descarta. Pero tú que no puedes des-hacer lo que
hiciste ni escaparte de la pesada carga de embotamiento que ocupa tu mente, no
puedes ver más allá de tu propio sistema de pensamiento. Éste te engaña porque
elegiste engañarte a ti mismo. Los que eligen dejarse engañar, simplemente atacarán los
enfoques directos porque éstos parecen poder adentrarse en el engaño y
socavarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario